Hace tiempo que no le echamos un ojo a las Pifias de la Historia,
y ya toca. No hay duda de que, a lo largo de los tiempos, han existido
situaciones irrepetibles, donde personajes singulares han coincidido y dado
lugar a las escenas más sorprendentes. Hoy, en Pifias de la Historia, vamos a
ver, explicado con las reglas de Vieja Escuela Péplum, lo que, supuestamente, pasó algún día del año 336 a. C, cuando Alejandro Magno conoció a
Diógenes de Sinope:
- DJ: Bueno, Alejandro, por fin estás delante de ese famoso pensador. Ahí lo tienes, prácticamente desnudo, medio envuelto por una vieja manta y tirado dentro un viejo tonel volcado que usa como casa.
- Alejandro: Lo estaba deseando. Vaya imagen, ya veo que lo se contaba de este hombre no era habladurías sin más. Vamos, me acerco con el andar que tienen los de mi casta, y con mi gracia, oratoria y aura de grandeza, le muestro mi admiración y le digo que me pida lo que quiera.
- DJ: Está bien, pero si lo que quieres es impresionarle, me tendrás que hacer una prueba de Comunicación, que en principio, y debido a tu trasfondo, harías con ventaja, sin embargo, estás hablando con alguien especial, alguien que daría desventaja a cualquiera si intentara lo mismo. Así que puedes tirar, pero sin ventaja.
- Alejandro: Venga, tiro, voy sobrado ¡Mierda! una pifia.
- DJ: Bueno, pues el filósofo, no solo parece ignorarte ante todo tu séquito, es que además, mientras se recuesta, te dice: "Por supuesto. No seré yo quien te impida demostrar tu afecto hacia mí. Querría pedirte que te apartes del sol. Que sus rayos me toquen es, ahora mismo, mi más grande deseo". Tras esta bochornosa escena, no sé si querrás hacer algo más, Alejandro.
- Alejandro: Mejor, me voy.
P.D. Este episodio nos puede llevar a muchas reflexiones, y sin duda, una de ellas, es que no debemos olvidar que aquellos que se sienten o se creen tan poderosos, al final, lo son porque nosotros queremos.
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